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domingo, 9 de octubre de 2016

María René Antelo. Está en otro momento de su vida, pero igual de vigente. Quiere regresar a la TV



Según Pablo Manzoni, ha sido una de las modelos con más trabajos, por tener la fórmula perfecta para vender: “Reúne clase, cara fresca, figura bien cuidada y actitud impresionante”, dice.
María René Antelo Gutiérrez tiene 31 años, una hija, Alessandra -de diez meses y medio-, y un esposo -Juan Pablo Gutiérrez-, desde hace tres años.

Desapareció de las pasarelas por un tiempo, enfocada en la novedosa etapa de la maternidad, pero este año regresó recargada, aunque con otro espíritu: más claro y abierto a hablar de todo (considerando que siempre fue la eterna discreción).

Estuvo en el Bolivia Moda de invierno, en el show ferial de las Magníficas y como azafata de Carrera Motors en la Expocruz y se apuntará al BoMo primaveral. Es imagen de Rosa y Gris y de la línea Auttore, de Liliana Castellanos.

Confiesa que ya no haría cierto tipo de trabajos, y la decisión no tiene que ver con el qué dirán, sino con un sentido analítico que incluso la empujó a anticiparse al futuro, poniendo su empresa, Be Cosmetics. No fue fácil, “se necesitan garras para montar un negocio”, asevera, haciendo alusión a la gran inversión que le demandó tener presencia en el Ventura Mall.
“En este momento de mi vida hago lo que me gusta, lo que quiero y lo que puedo. Ya no me preocupa quedar bien, aunque obviamente que siempre seré una persona educada. Si se presenta la oportunidad, nunca voy a rechazar un trabajo digno porque me critiquen”, aclara.
No puede quejarse de que le va mal, sin embargo, eso no le impide reconocer que el modelaje pasa por una especie de recesión y que ser madre y esposa también afecta. “Siempre supe que este trabajo era corto, y lo dice con humildad una persona que ha sido imagen de por lo menos 30 empresas, pero saqué provecho a las oportunidades que tuve; trabajé bastante y por eso pude invertir”, reconoce. A María René no le afecta tanto la crisis gracias a su emprendimiento.

Su trabajo como azafata en la Expocruz le dejó una ganancia superior a los siete mil dólares y la posibilidad de que la empresa le dé un vehículo. “Honestamente, otros años he ganado mucho más, pero aunque Bolivia está en una etapa difícil, soy bendecida”, argumenta.

Viaja cada tres meses a Estados Unidos y una vez al mes a otras ciudades del país por su negocio, pero tiene tiempo para la televisión, tarea que le quedó pendiente. “Antes me gustaría prepararme, creo que le falta eso a la TV nacional, que lanza a las personas sin previa capacitación”, sostiene.

Su cara bonita sigue vigente, y aun así la ingeniera comercial se dio y se da modos para seguir invirtiendo en su carrera profesional

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